El UCAM arrastra su cojera.
Los de Salmerón han recibido gol en seis de las siete jornadas disputadas hasta el momento.
Si a principio de temporada te dicen que el punto débil del UCAM Murcia de Salmerón iba a ser la defensa, no te lo creerías. Responderías con un «no conoces a Salmerón, ahí es un seguro de vida» y seguirías con un «me fío menos de la parte ofensiva». A no ser que seas un visionario, claro está. Pero todos los indicios hacían presagiar un buen rendimiento en esa parcela. Al bloque defensivo del año pasado, que tan bien funcionó durante todo el curso, se le añadió Manu Farrando, que solo podía mejorar lo que ya había. Con esa condición y teniendo en el banquillo a uno de los mejores entrenadores defensivos de la categoría, todo apuntaba a un éxito rotundo.
Pero la práctica muchas veces difiere de la teoría. Y más en el fútbol, donde entran varios factores impredecibles que cambian cada una de las situaciones que aparentemente pueden parecer sencillas.
El UCAM Murcia está sufriendo en defensa. Y está sufriendo mucho. Tanto que, en las siete primeras jornadas de liga, ya ha encajado siete goles y solo ha sido capaz de dejar la puerta a cero en una ocasión, en la victoria por 3-0 ante el Real Madrid Castilla. Aunque también es justo decir que está sin uno de sus baluartes defensivos como lo es Charlie Dean. Ayer ante el Castellón, cedió su primera victoria de la temporada en casa. Un dato que, en la jornada siete podría parecer bueno, pero no lo es. Y es que, de los cuatro que ha jugado el UCAM Murcia en el BeSoccer La Condomina, tan solo ha ganado uno.
Contra el Castellón se perdió por una jugada aislada. Eso es cierto. No estaba generando nada el equipo visitante y se encontró con un gol cuando el partido parecía seguir su cauce. El factor suerte es parte del fútbol. Lo realmente preocupante fue todo lo que vino después. Un equipo desdibujado que en los quince minutos posteriores pudo encajar algún gol más. Y eso es innegable, como también lo es la falta de reacción, por segundo partido consecutivo, que tuvo el equipo. Como viene siendo habitual, en la segunda parte se volvió a bajar una marcha y se jugó peor que en al primera. Se está volviendo en una constante y no puede ser que un equipo que quiere pelear por estar arriba, en el momento en el que se está decidiendo el partido, muestre su peor cara.
Era una noche propicia para darle la vuelta a la tortilla y acabar con la irregularidad con la que comenzaron los murcianos. Pero ni por esas el UCAM Murcia pudo acabar con su mala racha.
El UCAM Murcia y Castellón se veían las caras en un duelo inédito y con mucho respeto por parte de sus entrenadores en la previa. Esas muestras de respeto se trasladaron al césped cuando el árbitro pitó el inicio del partido. Ambos conjuntos estuvieron tanteándose durante los primeros veinte minutos de partido, en los que no pasó absolutamente nada relevante y las ocasiones brillaron por su ausencia. El esférico viajaba por el centro del campo y por todo el ancho, pero hubo muy poca verticalidad y, sobre todo, muy pocas ganas de atacar por parte de murcianos y castellonenses.
Fuente: La Opinión de Murcia.