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Jornada 7. Nástic 3-2 Real Murcia

Si han visto alguna de las películas de Toy Story, recordarán a especialmente a Woody o Buzz Lightyear, pero hay otros personajes que también están entre los favoritos del público y uno de ellos es Mr. Potato. El ‘Señor Patata’ es un juguete que podemos decorar como deseemos. Que nos apetece ponerle gafas, pues, adelante… Que queremos que por unas horas lleve bigote, pues, con bigote… Que le queremos quitar las orejas, pues, sin orejas… Y así, entre combinación y combinación, podemos confeccionar una cara de lo más atractiva o una de lo más ridícula.

La duda está en si es Mario Simón el culpable de la descomposición que se ha ido agravando en las tres últimas jornadas o si son unos futbolistas que van cada uno a lo suyo, porque el Real Murcia saca mucho valor de las individualidades, como ocurrió este domingo cuando Dani Vega adelantaba a los granas al cuarto de hora, o como cuando Arnau Ortiz puso un 3-2 que utilizarán para maquillar el desastre, pero que realmente no cambió nada. Dos goles de clase y calidad, pero no de equipo, porque desde hace ya varias semanas el Real Murcia no juega como un equipo, y ayer quedó más claro que nunca. Confirmándose que como conjunto, los de Mario Simón solo son un juguete roto.

Un juguete roto con un centro del campo que no aporta ni músculo ni creatividad; dos extremos cuyo individualismo se agrava por la falta de efectivos en el área; un equipo sin un delantero que marque diferencias… y si a eso le añadidos que la defensa, la única línea que se mantenía regular y estable, se ha convertido en un queso con más agujeros que el gruyere, pues pasa lo que pasa.

Pues la versión actual de Mr. Potato la podría representar perfectamente el Real Murcia de Mario Simón, un Real Murcia que lo mismo da una impresión inmejorable, que lo mismo hace que te den ganas de apagar la tele o de echarte a llorar, como sucedió en el Johan Cruyff, como pasó durante muchos minutos ante el SD Logroñés o como se agravó este domingo al sufrir ante el Nástic (3-2) una derrota que deja marcado a más de uno.

Porque el Real Murcia que empezó la Liga acumulando aplausos de los aficionados, incluso tras el empate inicial frente al Calahorra; ha dejado paso a un Real Murcia horroroso, un equipo sin pies ni cabeza, un equipo como un Mr. Potato al que colocamos la nariz en la boca; las orejas en los ojos; o cualquier otra combinación extraña que se nos ocurra.

¿Y qué pasa? Que un Nástic que solo había ganado un partido de seis y que solo había marcado seis goles te pasa completamente por encima, rozando la goleada de no ser por un balón estrellado en el larguero y otro desviado por Joao Costa, y dejándote en una situación que invita a la reflexión. Y lo hace con apenas un jugador, un Aarón Rey que volvió loco al centro del campo, dinamitó a la defensa, empezando por un Mario Sánchez que no tuvo el mejor debut como titular, y, lo importante, dio tres asistencias que elevaron al Nástic y hundieron a un Murcia que en esta ocasión no encontró la inspiración para sacar algo positivo en la reanudación.

Se vuelven los murcianistas con cero puntos de Tarragona. Es su segunda derrota después de la también encajada en Barcelona ante el filial azulgrana. Fue en el Johan Cruyff donde empezó a cambiar su cara el Real Murcia, donde empezó a convertirse en un Mr. Potato deforme, pero lo peor es que tres jornadas después, nada ha cambiado. Porque aunque hace siete días ganó al SD Logroñés, esa victoria estuvo acompañada de muchos minutos, la mayoría, no dignos de un equipo que está confeccionado para luchar por el ascenso.

Aunque no encontró el juego, los tres puntos servían para mantener la dinámica positiva y para pensar que lo de Barcelona había sido un mal día, pero este domingo, tras ver al Nástic desbordar al Murcia, la preocupación empieza a ser verdadera.

Y eso que al cuarto de hora el Real Murcia ya iba ganando con un gol de Dani Vega. Y eso que el 0-1 ponía nervioso a un Nástic donde Raúl Agné estaba cuestionadísimo. Pero con todos los ingredientes a favor, el Real Murcia firmó la peor receta.

Con Aarón Rey comiéndose piezas como en el parchís, Guillermo Fernández, en una situación dudosa que el colegiado no consideró como fuera de juego, ponía el empate en el 23. Luego el exgrana Josema tuvo dos para finiquitar a los murcianistas incluso antes del descanso. En la primera reaccionó bien Joao para mantener con vida a los suyos. En la segunda, fue el larguero el que se alió con los visitantes, desviando el remate del central.

La condena tras el descanso

Con el Real Murcia resoplando, lo mejor que le podía pasar era el descanso, porque que acabase el partido era imposible. Pero ni el paso por la caseta cambió nada. Al minuto de la reanudación, tras una pérdida de Loren Burón, el Nástic volvía a bailar al ritmo de Aarón Rey, que esta vez sirvió a un Pablo que puso el 2-1. Y en el 50, el ferrolano acabó de desnudar completamente a la defensa grana, asistiendo a Joan Oriol para el 3-1.

Había ya tantas turbulencias en el bando grana, que el Real Murcia no fue capaz de salir de la tumba pese a los cambios. Entró Ganet, entró Miku, entró un Manu Pedreño que enviaba a un señalado Mario Sánchez al banco. Pero el Real Murcia estaba más que muerto. Solo Zeidane, que apareció en el 68, intentó reactivar a los suyos, sin embargo, al sueco le falta confianza. Por último saltó Arnau Ortiz, éste si vio puerta, en otra jugada individual, pero ya era tarde. Ya no hubo opción para maquillar un horroroso partido que no se debe repetir.

«No nos podemos permitir dorminos durante cinco minutos». Así de enfadado se mostraba Mario Simón tras ver que dos pérdidas en el inicio de la segunda parte habían condenado al Real Murcia en su visita al campo del Nástic de Tarragona. «Ha sido horroroso», añadía refiriéndose a ese tramo del encuentro.

A la hora de valorar el choque, el técnico del Real Murcia decía que es «difícil». «Hemos empezado bien, nos hemos adelantado, pero a partir de ahí nos ha faltado contener el tirón del Nástic», indicaba, considerando que «el gol del empate estaba en una posición no legal».

Mario Simón seguía dándole vuelta al inicio de la segunda parte, y es que el Real Murcia encajó dos goles en apenas cinco minutos. «Tiramos el partido en esos cinco minutos de la segunda parte. Encajamos dos goles y eso en esta categoría es complicado de remontar, por no decir que es imposible», comentaba en sala de prensa el madrileño.

Para entender qué pasó en ese tramo, el técnico murcianista dijo que «tengo que ver las imágenes porque no consigo encontrar una explicación». «Hay que ver dónde nos hemos equivocado para encajar tan pronto. Solo nos había pasado en el inicio del partido ante el Barcelona B. Tenemos que solucionar esos detalles porque al final te acaban marcando un partido».

Sobre el cambio de Mario Sánchez, Mario Simón se limitó a señalar que «nos estaban llegando fácil por esa banda, y queríamos probar a Manu Pedreño, porque esta semana también habíamos trabajado con él en esa posición».

Fuente: La Opinión

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