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cronicas

Jornada 5. Real Murcia 1-0 Alzira

Athuman riega la flor del Real Murcia.

El centrocampista keniata, que debutaba con la camiseta grana, solo necesita seis minutos para hacer el gol de la victoria ante el Alzira y desatascar a los de Mario Simón en un mal partido.

Un ronroneo silencioso rodeaba a Ismael Athuman. Su carta de presentación no había sido la mejor. ¿Cómo es posible que un futbolista profesional aterrice en un club de fútbol el 25 de agosto en un estado de forma tan bajo que llegados al 3 de octubre todavía no había entrado ni en una sola convocatoria? Tampoco sumaba en el currículum del centrocampista que la primera vez que el Real Murcia lo iba a necesitar de verdad, no estará disponible al ser convocado con su selección, Kenia. Todo eran puntos negativos para un fichaje que llegó de urgencias para sustituir la marcha de Youness y que muchos aficionados murcianistas, después de cuatro jornadas ligueras, no sabían ni que existía.

Pues de un plumazo acabó Ismael Athuman con los susurros malintencionados. Solo seis minutos necesitó el keniata para dejar su sello en Nueva Condomina. Solo seis minutos tardó en meter un gol que no solo sirvió para que el Real Murcia ganase al Alzira y encadenase su tercera victoria consecutiva en casa. El tanto del ‘6’ murcianista se convirtió además en una especie de hechizo mágico que de un golpe hizo olvidar a los aficionados la mala imagen que estaba ofreciendo un equipo grana que hasta el momento encadena más momentos de mal juego que de bueno. Porque quitando las notables sensaciones dejadas frente al Intercity, todo lo demás ha sido más que gris.

¿Pero qué importa a qué juega el Real Murcia, si el Real Murcia acumula 10 puntos y no sabe lo que es perder en casa? Pues eso, que por una vez en mucho tiempo, a los aficionados murcianistas les acompaña la suerte, que es lo que vale a la espera de que los de Simón lleguen a ese 100% de rendimiento que promete el técnico madrileño.

Cuando a falta de veinte minutos el preparador madrileño empezaba a mover el banquillo a la desesperada, la mayoría de los asistentes en Nueva Condomina firmaban el 0-0 que mandaba en el marcador. Si con el equipo titular, el Real Murcia no había sido capaz de hacer cosquillas al Alzira, y tampoco había cambiado mucho la entrada al campo de Fran García, la confianza en futbolistas como Javi Saura, Boris y Athuman era más que limitada. Pero el Real Murcia 21-22 ha empezado la liga con una flor que va creciendo semana a semana. Sufrió, pero ganó al Marchamalo; se arrastró en Granada, pero salvó un punto; y, después de perder en Mar Menor, se empeñó en alargar la sombra de las dudas cuando Athuman apareció para, con un magnífico remate de cabeza, convertir un punto en tres.

Esa acción, que llegó en el minuto 81, solo seis minutos después de que el keniata saltase al terreno de juego, fue de lo poco destacado de un partido en el que durante la primera parte el Real Murcia mostró de forma preocupante que sus costuras no son tan sólidas como parecía. La escasa participación por bandas, donde Mario Sánchez y Popovici aumentaron los recelos sobre la mala planificación de esa zona en el mercado; y el desajuste del centro del campo, con un socavón entre Armando, Ganet y Julio Gracia, permitían al Alzira andar por Nueva Condomina como si estuvieran en su propia casa. Solo les faltó a los valencianos ponerse la bata y las pantuflas. Las ganaban todas con un Estacio agigantado y Marenyá y Lado mandando en el medio. Y como lanzadera, la velocidad del exgrana Germán Sáenz. Por primera vez, la defensa murcianista tenía que multiplicar esfuerzos. Sufrieron los laterales, y los centrales solo se salvaron por la incapacidad de los visitantes para dar el último pase.

Los chispazos de Julio Gracia no eran suficientes, pero por lo menos sumaban, porque gracias al andaluz el Real Murcia dispuso de su primera gran oportunidad. Se coló hasta la cocina y cedió a un Dani García al que se le hizo de noche en el punto de penalti. No remataron los granas. Algo que sí hizo Kaiser. Aprovechó el central una malísima salida de Serna para provocar un ataque de nervios en Nueva Condomina. Cuando todos ya veían el balón dentro, apareció por primera vez en el partido la flor grana. El remate de cabeza del ‘5’ del Alzira se estrellaba en el larguero y luego era sacado sobre la línea por Casado.

De nada sirvió el susto a los de Mario Simón. Nadie era capaz de poner orden en el Real Murcia. Con Armando y Ganet descoordinados, Julio Gracia no entraba en contacto con el balón, y eso ahogaba a un Juan Fernández que no se enteró y a un Andrés Carrasco que solo participó en un remate en el primer minuto. Pero hasta así, pudieron los murcianistas marcharse al descanso con ventaja. Si no lo hicieron fue porque Dani García se llenó tanto de balón que su disparo no encontró ni los tres palos.

A la vuelta del vestuario, todo seguía igual en el Real Murcia. Pero para suerte de los granas, el Alzira se había dejado la valentía y la velocidad en la caseta. Tampoco ayudaron los cambios realizados por Ponz, que fue quitando vida a su equipo cada vez que movía alguna pieza. Es verdad que los valencianos seguían teniendo el balón y eran los únicos que intentaban proponer algo, pero también es cierto que sus acercamientos al área eran cada vez menos peligrosos. Algún centro a la nada y poco más.

Más posibilidades de acertar tenía Simón, que en el 54 ya había puesto sobre el campo a Fran García. El madrileño era el único futbolista capacitado para cambiar el guion de un partido que se estaba atragantando de tal manera que podía dejar muy señalados a los murcianistas después de la derrota de hace una semana en San Javier.

Movió un poco el árbol el ‘21’ grana. Lo intentó Armando desde fuera del área con un balón que se marchó alto. Pero la reacción fue tan efímera como las burbujas de una Coca Cola al ser abierta.

Con el reloj corriendo y con las esperanzas de lograr algo más de un punto cayendo en saco roto, Simón siguió agotando cambios. Entraba Boris y salía Andrés Carrasco, ayer muy desaparecido; se marchaba Ganet y volvía a disfrutar de minutos Javi Saura. Pero la medicina de Simón no funcionaba. O eso parecía hasta que en el 75 Athuman debutaba con la elástica grana. Muchos de los presentes posiblemente descubrían por primera vez a ese futbolista que llegó el 25 de agosto, pero que no había entrado ni en una convocatoria por su bajo estado de forma.

No necesitó presentación. Seis minutos después, se elevaba como un gigante dentro del área para, con un giro espectacular, rematar un saque de esquina donde nadie podía llegar. El trabajo ya estaba hecho. Tres puntos, para llegar hasta los diez en cinco jornadas; tres victorias consecutivas en casa y una flor que no para de crecer.

Fuente: La Opinión de Murcia.

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