Al Murcia le asustan las multitudes
Los veinte mil aficionados que acuden a Nueva Condomina vuelven a marcharse a casa con un enfado monumental después de tener que ‘tragarse’ un mal partido que acaba con derrota
Saben cuando intentas dar de comer a un niño y este no traga, y por más que le das nuevas cucharadas, la comida sigue ahí, sin moverse de la boca, formándose una bola que nunca acabará en el estómago. Pues algo parecido le ocurrió ayer al Real Murcia en Nueva Condomina frente al Atlético Baleares. No sabemos si fue por el chocolate con churros organizado por Felipe Moreno en la previa del encuentro, no sabemos si fue por la ansiedad de verse otra vez ante la lupa de miles de ojos, no sabemos si es porque este equipo no tiene el nivel para ganar tres partidos consecutivos, lo único que sabemos es que al Real Murcia se le hizo bola el encuentro ante el Atlético Baleares. Una bola tan grande que posiblemente la podemos colocar entre las principales cagadas de los de Mario Simón en esta temporada, y van algunas.
Pues sí, después de dos goleadas consecutivas y cuando se había organizado una fiesta a la que acudieron 20.000 personas, el Real Murcia volvió a aguar el ambiente, confirmando que es un equipo más de intimidad que de multitudes. Cada vez que en el palco se empeñan en lograr grandes asistencias, el Real Murcia no gana, como ocurrió el día ante el Barcelona B, como sucedió en el choque ante La Nucía o como se repitió ayer contra el Atlético Baleares. Y no solo es que no ganó a los costeros, es que los de Mario Simón firmaron un partido para olvidar.
Deberá decidir Felipe Moreno si ha llegado al Real Murcia para ascender al equipo a Segunda División o para conseguir simplemente el premio al que más público lleva al estadio, pero lo que ya ha quedado demostrado es que a la plantilla le atemorizan las multitudes. Es saltar al campo y verse ante tanta gente que les entra la ansiedad. Se vio ayer. A los seis minutos del encuentro ya reflejaba el marcador un 0-1 que nadie quería mirar. Y, pese a que quedaba demasiado tiempo por delante y a que en las últimas dos jornadas se han visto razones para creer en el equipo de Simón, pronto se demostró que ni jugando 24 horas seguidas, como en esos torneos de fútbol sala de los pueblos, el Real Murcia iba a ser capaz de sacar algo positivo del encuentro.
Hubo desidia, mucha; hubo imprecisiones, demasiadas, pero, sobre todo, faltaron ideas. Y eso que sobre el campo estaban prácticamente los mismos que golearon al Cornellá y al Real Unión de Irún hacía solo unos días. Solo Loren Burón, que entró por Arnau Ortiz, era novedad en el once, y no necesitó mucho tiempo para desperdiciar otra oportunidad y para desmontar el discurso de esos que insisten semana a semana en que tiene que jugar de inicio.
Pero la verdad es que la resaca fue generalizada. Ni uno solo futbolista grana se salvó de la quema. Muchos señalarán hoy a Arnau Solá, quien erró en el despeje que costó el gol de Víctor Narro, sin embargo el error del catalán se puede justificar como algo que puede pasar, lo que no tiene justificación fue la actitud del equipo en un partido que era otra final por el play off. Viéndolos por el terreno de juego tenían la misma cara que tendrán hoy muchos jóvenes que vuelvan a clase después de dos semanas completas de fiesta.
A los estudiantes les pesará el ‘Día del Bando’, el ‘Entierro de la Sardina’, las comilonas en las barracas y los botellones en La FICA, lo que no sabemos es lo que pesó ayer a un Real Murcia que durante noventa minutos no fue capaz de generar ni un disparo entre los tres palos. No vimos ni una carrera ganada por velocidad por Loren Burón, no apareció nunca Dani Romera y Dani Vega, que disfrutó de la mejor ocasión del encuentro, volvió a su versión más gris. Y, para desconsuelo de los aficionados, hasta Pedro León fue incapaz de salir al rescate.
Fue tal el desastre que se vio en el terreno de juego que el Atlético Baleares, con el tempranero gol a favor, se limitó a encerrarse atrás, formando una defensa numantina que nunca pudo ser superada por los granas, y a arañar segundos al reloj cada vez que podía.
Incluso en la segunda parte, para hacer más daño a los ojos de los aficionados granas, cuando todos esperaban que el Real Murcia reaccionase o por lo menos hiciese algo para sumar un punto, hubo que tragarse minutos en los que los visitantes, ya con Quique Rivero en el campo, movían el balón con una tranquilidad y una solvencia, como si ellos marcaran el tiempo del partido, como si ellos fueran los que jugaran en casa.
Ni con las urgencias por el marcador en contra se vio a un Murcia ambicioso. Tampoco con los cambios. Solo Arnau Ortiz, que se quedó fuera del once por unas molestias, intentó cambiar la cara al partido, pero era tal la empanada que tenían sus compañeros, que ni Salva Espín hubiera sido capaz ayer de sacarse de la chistera un superhéroe que acudiera al rescate de los granas.
Se confirmó en los últimos minutos, cuando Mario Simón acumuló en el terreno de juego a todos los delanteros que tenía disponibles. Mantuvo los 90 minutos a Dani Romera, y le sumó a éste tanto a Alberto Toril como a Andrés Carrasco. Daba igual. Ni un balón llegó al área en condiciones.
Como si andaran en otra cosa, como si su mente estuviera espesa después de una semana de fiestas, nadie fue capaz de central ni por equivocación. Y mientras que los granas se lucían dando pasecitos horizontales y cortos, de esos que tanto les gustan, muchos de los aficionados que acudían aprovechando las promociones de entradas se marcharon a casa pensando si había valido la pena madrugar para ver tal espectáculo.
Mario Simón: «Esperemos que esta derrota nos haga el daño justo»
Mario Simón tenía ayer pocas excusas para justificar la derrota del Real Murcia en Nueva Condomina ante el Atlético Baleares. El técnico murcianista, que señalaba que el partido estuvo «condicionado por encajar pronto en una acción desgraciada», lamentaba la falta de ocasiones de su equipo. «Controlamos y dominamos, pero nos ha faltado generar más ocasiones», indicaba, para señalar también que «no hemos sabido elegir bien en los metros finales».
Recordando que el Atlético Baleares es un equipo «experimentado y que llegaba en buena dinámica», ha explicado que «les ha salido su partido». «No hemos encontrado huecos y cuando lo hemos hecho nos hemos precipitado en la toma de decisiones. Ese es el resumen».
El Real Murcia llegó a jugar los últimos minutos con tres delanteros, pero ni así generaron una ocasión entre los tres palos, algo que lamentaba el técnico, considerando que «nos ha faltado cargar más balones al área». «Tenemos que trabajar más ese Plan B, porque si tienes tres delanteros en el campo hay que abusar más de esas situaciones», continuaba Mario Simón.
Sobre la titularidad de Loren Burón ante los problemas físicos de Arnau, el entrenador grana dijo que «ha ido de menos a más. En la segunda parte nos ha dado dos o tres transiciones peligrosas», poniéndole una «buena nota por estar en la dinámica de todo el equipo».
Lo que espera Mario Simón es que esta derrota «nos haga el daño justo porque quedan seis partidos importantes y difíciles». Por último, el técnico se mostró «triste» por la afición. «Cada vez que organizamos una fiesta, acaba en funeral».
Fuente: La Opinión de Murcia