El Real Murcia recibió ayer un nuevo toque de atención en casa del colista. El objetivo era demostrar en Villarrobledo que la derrota frente al Talavera hace siete días tan solo fue un accidente, sin embargo, las dudas sobre un estacamiento en la progresión del conjunto grana se mantendrán en el aire una semana más. Y es que el pobre juego ofrecido ayer en el estadio Nuestra Señora de la Caridad, pese a la plaga de lesiones con la que cuenta actualmente la plantilla que dirige Adrián Hernández, tan solo permitió que los murcianistas sumasen un punto (0-0).
Un empate que le acerca un poco más a su principal objetivo, que es el de superar la barrera de los cuarenta para lograr la permanencia de forma matemática en la categoría de bronce, pero que al mismo tiempo le aleja de la confianza y la seguridad mostrada hace apenas unas jornadas. Y es que el conjunto grana renunció ayer a salir de su zona de confort cuando el partido lo requería. Después de una primera parte igualada, el Murcia sintió tener cogida la sartén por el mango controlando las llegadas del Villarrobledo e intentando hacer daño a su rival por bandas. Sin embargo, le faltó dar ese paso adelante. Tener el temple necesario en los últimos metros para tomar la decisión más adecuada, o una reacción que llegase desde el banquillo para lanzar otro tipo de mensaje.
No llegó ni una cosa ni la otra. Porque el temor a perder el punto que reflejaba en el marcador comenzó a ser mayor que la satisfacción por lograr tres. Y el giro de guion tampoco quiso ser escrito por el entrenador grana, al realizar tan solo un cambio (Silvente por Peque) en los noventa y tres minutos de partido, que no varió demasiado el plan de un Murcia que volvía a ser dócil en ataque. La mejor ocasión llegó en la primera parte, cerca de la media hora de juego, cuando Chumbi remató dentro del área pequeña un balón cedido por Meseguer que se estrelló en el cuerpo del portero Salcedo. Y ahí se acabaron las opciones de poder lograr la victoria en Villarrobledo. Bien es cierto que el Murcia no dejó de intentarlo a balón parado y con las subidas tanto de Iván Pérez como de Dorrio por las bandas. Pero no fue suficiente. El balón se marchaba desviado o no encontraba rematador. El partido no tuvo ritmo ni apenas ocasiones, y ahí, el Villarrobledo también optó por sacar la bandera blanca con varios acercamientos muy tímidos a la portería de Tanis.
Ante las ausencias de Alberto Toril y Víctor Curto por lesión, Rafa Chumbi volvió a partir de inicio tras superar sus molestias en el menisco de su rodilla. Dorrio ocupó el lateral en lugar de un Álvaro Rodríguez que también estará cerca de dos meses de baja por una fractura en uno de los dedos de la mano de la que tuvo que ser intervenido, mientras que el canterano Silvente partió de inicio por primera vez en liga por delante de jugadores como Josema, Juanma Bravo o el propio Peque, del que el entrenador reconció posteriormente que también arrastraba dolencias.
Sin embargo, la ecuación del entrenador murciano no funcionó. Ya la primera mitad avisó del guion que iba a tomar el encuentro. Pelea en el centro del campo y el juego directo como mejor opción para hacer daño junto al balón parado. Así avisó el Villarrobledo en unos primeros compases donde a los granas les costó llevar la iniciativa. A los 20 minutos de partido, un libre directo ejecutado por Armando rozó la escuadra de la portería del cuadro manchego, y a la media hora llegó la mejor ocasión del encuentro para los visitantes. Y es que un pase filtrado de Meseguer para Chumbi dejó al delantero aguileño solo en la frontal del área pequeña, pero su disparo se topó con el guardameta Salcedo. El equipo murciano lo siguió intentando con varios saques de esquina consecutivos, pero sus remates se marcharon desviados o por encima del larguero y sin mayores problemas para el guardameta Salcedo.
En la segunda mitad el ritmo todavía fue más lento. Adrián Hernández tan solo movió una pieza al dar entrada a Peque por Silvente, pero eso no sirvió para encontrar la chispa necesaria para prender el partido. Tan solo un disparo lejano de Dorrio y un centro largo de Iván Pérez, que no encontró rematador, se convirtieron en las mejores armas del Real Murcia. El equipo grana intentó apretar en los últimos compases con un cabezazo de Edu Luna y otra oportunidad para Chumbi dentro del área que se marchó a córner tras un pase de la muerte. Sin embargo, también tuvo que sufrir algo atrás para evitar perder el punto en un par de acercamientos del Villarrobledo. Eso fue lo que evitó que el Murcia se fuera hacia adelante con mayor convicción. Cualidad que deberá mostrar el próximo domingo (17.00 horas) en el derbi frente al UCAM Murcia en la Nueva Condomina -ahora estadio Enrique Roca de Murcia- para llegar en el mejor estado posible al último tercio del campeonato.
Extraído de La Opinión.