Le pone al Real Murcia eso de jugar entre semana. Si con los partidos en días laborales había logrado ganar la Copa Federación y colarse en la segunda ronda de la Copa del Rey, en el día de ayer los murcianistas tomaron impulso en Liga ganando al Cádiz B, rompiendo una racha de tres jornadas sin vencer y aumentando el colchón con respecto a los puestos de descenso. Y eso que el Real Murcia fue su propio enemigo durante muchos minutos. Pese a adelantarse en el marcador con un golazo de Peque por la escuadra, los de Adrián Hernández volvieron a presumir de todos sus defectos en una primera parte en la que los gaditanos no solo empataron sino que lo tuvieron todo a favor para ponerse dar un susto mayor a un equipo que le falta chispa, contundencia y, sobre todo, un portero de garantías que no deje vendida a la defensa cada dos por tres. Los errores de la zaga y los regalos de Tanis quedaron en un segundo plano gracias a los goles de Curto y Juanra, que dieron la victoria a los suyos después de salir desde el banquillo.
Pintaba bien la fría noche. Aunque los abonados habían preferido quedarse en casa, los granas parecían querer dejar de coquetear con el descenso. Empezaron valientes, con Álvaro Rodríguez cabalgando por la derecha y Alberto Toril peleando por rematar cualquier balón que llegaba al área. Era el delantero titular el mallorquín. La lesión de Chumbi le obliga a quitarse la ‘L’ de la espalda, y, una vez más, estuvo activo. A los ocho minutos ya lo había intentado dos veces ante Juan Flere.
Llevaban los granas la iniciativa y, a diferencia de otras ocasiones, tuvieron la suerte de cara. Antes del cuarto de hora, Peque recibió el balón por la izquierda y sin pensárselo dibujó un disparo perfecto que se coló por toda la escuadra sin que el meta gaditano pudiese hacer nada. A las primeras de cambio, los murcianistas mataban dos pájaros de un tiro. Se ponían por delante en el marcador y conseguían reactivar a un jugador que está sufriendo demasiado las exigencias de vestir la camiseta de una entidad centenaria.
Perdió el Real Murcia un poco el sitio con el gol. Es como si el ir por delante en el marcador llenase de dudas las cabezas de los jugadores granas. Como si se bloqueasen y no supiesen tomar buenas decisiones.
Con Tur mostrando su caché en el centro del campo, el Cádiz empezó a aparecer tímidamente, aunque pocas veces conseguía combinar con éxito. Fueron minutos de mayor igualdad, con un partido más aburrido que otra cosa, sin embargo el Real Murcia pudo sentenciar casi cuando solo iban veinticinco minutos de juego. Conseguían los granas quedarse en superioridad frente a la defensa del filial cadista, cuando Peque abría el juego para que Josema sacase la varita y resolviese. No está el muleño para retos, y se notó cuando disparó manso a las manos de Flere.
Ahí se acabó el Real Murcia en la primera parte. No necesitó el Cádiz ni pisar el acelerador para poner la igualada en el marcador. Con estar atento y esperar los fallos defensivos de los granas fue suficiente. De chirigota fueron los últimos quince minutos antes del descanso.
Llegaba el empate en una jugada que rozó el absurdo. Chocaban Armando y Edu Luna, permitiendo que Lino se colase en el área y cediese a un Nieto que marcó a placer.
Ni una mosca se escuchó en ese instante en unas gradas vacías. El Cádiz, que había perdido a Tur por lesión a la media hora, se metía de lleno en el partido. Y no tardó mucho en poder darle la vuelta al marcador. Pero esta vez el Murcia se salvó de milagro de su propio regalo. Mala salida de Tanis, quien ayer dejó claro que los granas necesitan un portero de garantías como el comer, y cabezazo mordido de Nieto que el meta grana tuvo que sacar en la misma línea.
Los nervios ya se habían apoderado del guardameta vasco, que al borde del descanso volvió a sacar de quicio a los escasos abonados que habían en la grada. En el suelo no fue capaz de blocar el balón, permitiendo un disparo de Lino que se marchó fuera.
No empezaron mejor las cosas en el segundo tiempo. Los minutos pasaban rápidamente y el Real Murcia no le cogía el ritmo al partido. Son los granas con esos enchufes que no dan electricidad. Volvía a faltar conexión entre el centro del campo y los delanteros. Josema se ahoga en la mediapunta y a los carrileros les toman la medida muy pronto los rivales. Además, con tan poco músculo en el centro del campo, Meseguer y Juanma están más ocupados en ayudar a la defensa que en mirar al ataque.
Poco o nada sucedía en la segunda parte. Juegan los granas de locales, pero es como si jugaran de foráneos. Nunca hay comodidad ni tranquilidad. No hay ideas ni tampoco un entrenador capaz de poner soluciones para cortar con errores que se repiten desde hace ya demasiadas jornadas.
Cambios decisivos
Cuando la gente se lamentaba de no haberse quedado en casa, en una jugada aislada, el Real Murcia volvió a ponerse por delante en el marcador. Había saltado Víctor Curto para sustituir a Josema en el minuto 57. Un cuarto de hora después el catalán se reencontraba con el gol. Un gran centro de Dorrio era rematado por el ’10’.
Si Víctor Curto marcaba a los quince minutos de salir al campo, muchísimo menos necesitó Juanra. El futbolista de Beniaján apenas tardó un minuto en sentenciar el partido. Pisaba el césped en el 81 y en el 82 ya andaba celebrando un gol después de rematar una falta lateral puesta al área por Armando.
Le salían bien los cambios a Adrián Hernández, sobre todo el de Juanra, que al entrar por Toril daba otra sensación. Y es que con 2-1 en el marcador, parecía que el técnico grana se acobardaba a las primeras de cambio y a falta de diez minutos para el final.
Extraído de la Opinión.