El Córdoba pinta la cara a un Real Murcia desastroso en defensa
Los granas, que ya perdían 0-2 al descanso, enseñan todas sus costuras en un partido en el que tampoco ayuda una alineación muy ofensiva y sin jugadores de contención en el centro del campo
Primer partido del Real Murcia 23-24 en casa, primer pintada de cara a los granas. En un partido decepcionante, con una defensa pésima, el Córdoba superó de principio a fin a los murcianistas. Y lo hizo sin ni siquiera tener que pisar demasiado el acelerador. A los dos minutos ya perdían los de Munúa. A los 24 el marcador marcaba un 0-2 que muchos no querían ni mirar. Y pudieron ser más de no ser por el palo. Solo un penalti anotado por Pedro León parecía meter a los locales en el partido. Fue un espejismo. Otro error atrás significó un 1-3 que llena de dudas a un conjunto con mucho veneno en ataque pero sin juego y con una defensa a la que le tiemblan demasiado las piernas.
Nadie en el césped se salvó del desastre grana, pero el principal desastre estuvo en el banquillo, con un Gustavo Munúa que tiró la casa por la venta, que llenó el once de atacantes y que se olvidó de la necesidad de contener. Y sin músculo ni cemento, el Córdoba de Ania se comió con patatas al todopoderoso Real Murcia.
Una defensa muy pequeñita
Cuarenta y cinco minutos fueron suficientes para que se les quitaran las ganas de fútbol a los aficionados del Real Murcia. Ya se encargó el equipo grana de destrozar las ilusiones de los seguidores murcianistas a las primeras de cambio. Solo dos minutos necesitó el Córdoba para adelantare en el marcador, solo un tiempo necesitaron los blanquiverdes para encarrilar el encuentro. Y si no hicieron más daño antes del descanso fue porque el palo se alió con los locales.
Ya nadie puede excusarse en una plantilla joven e inexperta, tampoco se puede recurrir a la típica presión o al jugar ante diez mil espectadores. No ha hecho el Real Murcia una plantilla para que le tiemblen las piernas, pero este sábado no se sabía si sobre el césped estaba el equipo de Mario Simón o el de Gustavo Munúa.
Si cuando en el minuto 2 Antonio Casas aprovechaba para abrir el marcador alguien pensó en la mala suerte, se equivocó. La mala suerte suele ser algo aislado, lo del Real Murcia fue un desastre minuto a minuto. Con un centro del campo incapaz de poner orden y con una defensa sobrepasada una y otra vez por banda, el mal juego de hace una semana frente al Recreativo Granada era una anécdota con lo que es estaba viendo en este debut en casa.
Munúa se olvida de defender
No ayudaba el once elegido por Gustavo Munúa. Un once que enamoraba mirando al ataque, con dos delanteros -Rodri Ríos y Carrillo-, con un centro del campo totalmente ofensivo -Montoro y Arturo-, y con Pedro León y Carlos Rojas como lanzaderas en los extremos. Esa era la apuesta del técnico uruguayo, una apuesta que pronto se vio como errónea. Porque el Real Murcia había jugado todas sus cartas al ataque, desnudando completamente tanto el centro del campo y la defensa. Y el Córdoba no tardó en darse cuenta de qué teclas tocar para pintar la cara a los murcianistas.
Llegadas constantes del Córdoba
El primer gol de los andaluces llega en un saque de banda, tras el que Kike Márquez, con un disparo acrobático, estrella el balón en el palo, y en el que Antonio Casas se anda más listo que toda la defensa del Real Murcia para recoger el rebote y batir a un Manu García que este sábado no ha tenido su mejor día.
Quién pensara que fue un susto se equivocó. Y se equivocó porque a los cuatro minutos el Córdoba, esta vez en un córner, volvía a poner a temblar al murcianismo, aunque en esta ocasión Carracedo envió el balón alto. Y a los nueve Carlos Albarrán desnudó a Marc Baró para meter un centro que no acaba en gol de Kike Márquez por la intervención de José Ruiz.
Era tal la superioridad del Córdoba, con Kike Márquez moviéndose como en el jardín de su casa, que apenas tenía que pisar el acelerador el conjunto de Iván Ania para mostrar todas las costuras de los murcianistas. Uno de los ejemplos más claros llegaba en el 14, cuando, atendiendo al dicho de coser y cantar, los blanquiverdes volvían a presentarse en el área, encontrándose Carracedo esta vez con el palo.
Mientras tanto el Real Murcia no era capaz de dar señales de vida. Una acción de Pedro León en el minuto 5 y un disparo alto de Arturo fueron las únicas acciones en las que el Real Murcia pudo lograr quitarse la presión cordobesa.
Insignificante el protagonismo del Real Murcia, que defraudaba en su estreno en casa en esta campaña en Primera RFEF, ante un rival que manejaba el partido a su antojo. Y ese dominio se vio en el 24, cuando los visitantes daban un nuevo disgusto a los murcianistas. Entre un Marcos Mauro demasiado blando y un Manu García despistado, Kike Márquez aprovechaba para poner unn 0-2 inimaginable antes del inicio del partido.
Ni así reaccionó el Real Murcia con veinte minutos por delante, porque el Real Murcia era un equipo pequeño, el Real Murcia era un conjunto sin ideas, porque ni Montoro ni Arturo eran capaces de coger el volante y porque las ganas Carlos Rojas eran insuficientes para presentar guerra.
No hubo gol de los granas en el primer tiempo, pero los aficionados se dieron por contentos con el 0-2 cuando en el tiempo extra Manu García tenía que estirarse para evitar el tercero tras una falta lanzada por Gudelj.
Al contrario de lo que sucedió en Granada, en esta ocasión, pese a que el marcador estaba muy pero que muy en contra, Gustavo Munúa mantuvo su apuesta. Había que ganar y, después del despelote en defensa, solo había que rezar para que los atacantes volvieran a encender el modo remontada. El único problema es que no se veía en el centro del campo ninguna pieza capaz de hacerlo. Porque Arturo tiene poco de organizador y porque Montoro parece que todavía no ha aterrizado en Murcia pese a llevar ya un mes en la casa grana.
Pero analizando nombre por nombre los jugadores que tiene el Real Murcia en ataque, siempre quedaba una esperanza de que algún chispazo encendiera el despertador y que con el despertador sonando, alguien diera el toque de corneta.
Un penalti da esperanza
Ese chispazo llegó en el 58, cuando Carlos Rojas empezó a cabalgar solo hacia la meta de Carlos Marín y a Albarrán no le quedó otra que derribarlo dentro del área. Si hay penalti en Nueva Condomina, todos saben quién es el lanzador. Da igual que estemos en una temporada que acaba de comenzar y de que sea el primer penalti. Pedro León no dudó en coger el balón y Pedro León no falló con un disparo ajustadísimo al palo.
¿Vivirían los aficionados una nueva remontada?
El gol de Pedro León hizo a la afición olvidarse del desastroso partido que estaban viendo para confiar en el veneno del ataque grana. Pero ni siete minutos duró la alegría. Cuando parecía que los de Munúa empezaban a ser protagonistas, el Córdoba asestó un golpe mortal, poniendo todos los nubarrones justo encima de una defensa que en las primeras jornadas no está dando el nivel.
Otra vez Antonio Casas retrataba a Marc Baró y Marcos Mauro. Con los dos jugadores granas como dos espectadores más, el ‘20’ de los cordobeses, aprovechando el pase de Simo, remató a placer para batir a Manu García que hizo la estatua y que tampoco queda en el mejor lugar tras este choque.
El 1-3 fue un auténtico mazazo para el Real Murcia. Hasta a Munúa, cuyo planteamiento estaba condenando completamente a los granas, le costó reaccionar y mucho. No fue hasta el 79 cuando movió el marcador. Álex Rubio y Dani Vega eran los elegidos para saltar al campo. Se marchaban Arturo y Pedro León.
El ‘17’ grana apenas necesitó unos segundos para hacerse fuerte por la banda, sacando un centro que Montoro remataba fuera en una de las mejores ocasiones de los murcianistas.
Expulsión del meta visitante
Con el Real Murcia bajándose del partido, el partido obligaba al Real Murcia a subirse al tren incluso sin querer. Porque en el 85, en una acción en la que Álex Rubio ganaba la partida a la defensa andaluza, a Carlos Marín no le quedaba otra que salir de su área, tocando el balón con la mano. Veía inmediatamente la roja el meta, dejando con diez a los visitantes y dando un poco de esperanza a los murcianistas, que tenían que marcar dos goles para sacar algo positivo de este choque. Pero este sábado el Real Murcia no estaba para dar alegrías. Este sábado lo mejor que le podía pasar al Real Murcia era que acabase el partido y que el Córdoba no siguiese haciendo más sangre en NC.
Fuente: La Opinión de Murcia